CIUDAD DE MÉXICO.- Cada vez hay mayores evidencias de cómo la contaminación aérea provoca daños a los órganos, aumenta el riesgo de infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y cáncer de pulmón.
Recientemente un equipo de científicos del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental (NIEHS por sus siglas en inglés) y el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) en colaboración con el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos, realizaron un estudio que demuestra que vivir en ambientes altamente contaminados incrementa los riesgos para desarrollar cáncer de mama.
El estudio muestra que las mujeres que residían en zonas con niveles más altos de partículas (PM 2.5) en comparación con las que vivían en área con niveles más bajos presentaron una mayor incidencia de padecer cáncer de mama.
Las partículas son una mezcla de partículas sólidas que se encuentran en el aire, provienen de numerosas fuentes, como los gases de escape de los vehículos de motor, los proceso de combustión, el humo de leña, quema de vegetación y las emisiones industriales.
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Diversos estudios experimentales, así como estudios epidemiológicos en humanos señalan que la exposición de contaminantes en el aire está asociado a una amplia gama de efectos agudos y crónicos que afectan la calidad de vida de la población.
La Universidad de Lancaster y su equipo de científicos mexicanos concluyen que algunas partículas existentes en la contaminación atmosférica también afectan al cerebro de las personas, deterioran seriamente sus funciones.
Los resultados determinaron que la presencia abundante de “nanopartículas de magnetita” (es un mineral de hierro)en los cerebros estudiados se vincula con enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer. Aunque no está demostrado que el desarrollo de esta enfermedad sea causa exclusiva de estas partículas, sin duda es una pista esencial que deberán estudiar los científicos.
Partículas suspendidas
Las partículas más dañinas para la salud son las 10 micrómetros de diámetro (PM10), pueden penetrar y alojarse en el interior profundo de los pulmones, la exposición crónica agrava el riesgo de desarrollar cardiopatías y neumopatías, así como cáncer de pulmón.
Ozono (O3)
El ozono a nivel del suelo no debe confundirse con la capa de ozono en la atmósfera superior, es uno de los principales componentes de la niebla tóxica, el exceso de ozono en el aire puede causar problemas respiratorios, provocar asma, reducir la función pulmonar y originar enfermedades pulmonares.
Dióxido de nitrógeno (NO2)
Es la fuente principal de los aerosoles de nitrato, las principales fuentes de emisiones por NO2 son los procesos de combustión (calefacción, generación de electricidad y motores de vehículos). Estudios revelan que los síntomas de bronquitis en niños asmáticos aumentan en relación con la exposición de dióxido, disminuye el desarrollo de la función pulmonar.
Dióxido de azufre (SO2)
Es un gas con olor penetrante que se genera por la combustión de fósiles (carbón y petróleo), puede afectar el sistema respiratorio y las funciones pulmonares, causa irritación ocular, provoca inflamación en el sistema respiratorio, ocasiona tos, secreción mucosa, agravamiento del asma y bronquitis crónica.
¿Cuáles son las medidas para prevenir los efectos en la salud?
El Programa Hoy no Circula iniciado en 1989, y el Programa de Verificación Vehicular puesto en operación en la Ciudad de México en 1993, son las únicas y todas las medidas emprendidas gubernamentalmente para tratar la contaminación del aire.
Cuando los niveles de contaminación del aire sean altos evita el ejercicio, realizar actividades al aire libre, hidrátate continuamente, en caso de utilizar aire acondicionada poner lo en modo “recirculación”.
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