CIUDAD DE MÉXICO.- El último informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) revela datos y casos prácticos de algunos países que se aproximan a la erradicación de la enfermedad. ONUSIDA estima que en 2025 se necesitarán 29 mil millones de dólares para la respuesta al sida en los países de ingresos bajos y medianos, para poder poner fin al sida como amenaza para la salud pública mundial.
El documento titulado “El camino que acaba con el SIDA” contiene datos y estudios de casos prácticos que muestran los resultados de algunos países y líderes que han tomado ciertas medidas, además ofrece una hoja de ruta para hacer frente a futuras pandemias y así avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
ONUSIDA considera que los hombres que tiene sexo con hombres, las trabajadoras sexuales, las personas transgénero, quienes consumen drogas inyectables y las personas privadas de libertad son los principales grupos de población vulnerables al VIH, en la mayoría de los casos carecen de un acceso adecuado a los servicios.
A nivel mundial, casi tres cuartas partes (71%) de las personas con el VIH en 2022 habían suprimido la carga viral, precisamente la supresión viral es la que permite que las personas que viven con el VIH puedan llevar una vida larga y tener un riesgo nulo de transmisión sexual del VIH.
De acuerdo con datos de ONUSIDA, Botsuana, Eswatini, La Republica Unidad de Tanzania y Zimbabue han alcanzo los objetivos, el 95% de las personas que viven con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) conocen su estado serológico ( se refiere a la presencia o ausencia de anticuerpos que tiene una persona).
La directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima declaró que el final del SIDA es una oportunidad para los líderes de hoy, para que dejen un legado en las futuras generaciones ser recordados por salvar millones de vidas y proteger la salud de todos.
El informe destaca que las respuestas al VIH tienen éxito cuando se basan en un liderazgo político fuerte, esto significa tomar decisiones basadas en los datos, la ciencia y las pruebas. Otro elemento es la financiación, sin duda los avances han sido mayores en los países y regiones que cuentan con mayores inversiones como en África oriental.
ONUSIDA señala que gracias al apoyo e inversión, en 2022 el 82% de las mujeres embarazadas y lactantes que viven con el VIH tenían acceso al tratamiento antirretroviral (tratamiento que consiste en la combinación de fármacos que suprimen la replicación del VIH).
Los países de América Latina han logrado importantes avances en la ampliación del acceso al tratamiento del VIH, pero no tanto en materia de prevención, las cifras señalan que el número de muertes relacionadas con el SIDA disminuyó un 32% desde 2010, pero el número anual de nuevas infecciones por VIH aumentó un 8% entre 2010 y 2022.
“Si se abordan las desigualdades y la estigmatización es probable que la cobertura del tratamiento y los resultados mejoren aún más”.
Otro aspecto importante es la protección de los derechos humanos, los avances en respuesta al SIDA se han visto forzados a instaurar marcos jurídicos que protejan los derechos de las personas, varios países despenalizaron las relaciones sexuales entre las personas del mismo sexo en 2022 y 2023: Antigua y Barbuda, las Islas Cook, Barbados, Saint kitts y Nevis, así como singapur.
El Alto Comisionado para los Derechos Humanos mencionó que toda política que discrimine, estigmatice y criminalice a los grupos marginados o las personas que viven con el VIH, reduce las probabilidades de que accedan a las pruebas, el tratamiento y los servicios de prevención. 
De acuerdo con el informe, el fin del SIDA no se producirá de manera automática e inmediata, alrededor de 9 millones de personas siguen sin recibir tratamiento, incluidos 600 mil niños.
“La desigualdad de género y otros tipos junto con la violencia, el estigma, la discriminación, las leyes y prácticas perjudiciales sabotean las capacidades para protegerse del VIH”.
Las pruebas y el tratamiento gratuito del VIH en muchos países es una forma de protección social que salva millones de vida y ayuda a reducir el número de nuevas infecciones por VIH. Los países que den prioridad a las personas en su políticas y programas ya están liderando el camino para acabar con el SIDA para el 2030.
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