CDMX.- Cada vez hay más investigaciones que respaldan acerca de las personas que tienen niveles socioeconómicos bajos acumulan factores de riesgo adicionales los cuales permiten predecir una peor salud, una calidad y expectativa de vidas más reducidas a comparación de los segmentos poblacionales con un nivel acomodado.
En el año 2017 se publicó un estudio realizado por más de treinta especialistas de instituciones destacadas, como la Universidad de Columbia, el King’s College de Londres, la Escuela de Salud Pública de Harvard, el Hospital Universitario de Lausana, Suiza y el Imperial College de Londres, entre otros, donde se concluyó que “el bajo nivel socioeconómico es uno de los indicadores más fuertes de la morbilidad y mortalidad prematura en todo el mundo. Sin embargo, las estrategias de salud global no consideran las circunstancias socioeconómicas pobres como factores de riesgo modificables”.
Los datos de dicho estudio revelaron que el nivel socioeconómico disminuyó 2.1 años a la esperanza de vida en adultos de entre 40 y 85 años, en comparación con otros factores de riesgo considerados aceptables como el tabaquismo, que resta casi cinco años a la esperanza de vida; la diabetes, 3.9 años; el sedentarismo, 2.4 años; la hipertensión, 1.6 años; la obesidad, 0.7 años; y el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, 6 meses.
Estudio sobre la asociación del nivel socioeconómico con la salud
Recientemente fue publicado en el revista The Lancet / Healthy Longevity un estudio titulado “Associations of socioeconomic status and healthy lifestyle with incident early-onset and late-onset dementia: a prospective cohort study”, que fue realizado por investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong (China), en el cual las conclusiones aseguran que las personas que viven con niveles socioeconómicos más bajos tienen hasta tres veces más probabilidades de desarrollar demencia temprana, además, si tienen hábitos de vida poco saludables, el riesgo aumenta hasta un 440% más, en comparación con las personas que se encuentran en ámbitos socioeconómicos más altos con estilos de vida saludables.
Para probar las asociaciones entre la incidencia de demencia de inicio temprano y el estado socioeconómico se usaron dos modelos. Con el primer modelo se probó las asociaciones entre el estado socioeconómico y la incidencia de demencia de inicio temprano y tardío. El segundo modelo se agregó además una puntuación de estilo de vida saludable. En la prueba se definió a la demencia temprana como un caso de demencia diagnosticada antes de los 65 años.
Ahondando más en las conclusiones de este estudio, solo una pequeña porción de la desigualdad socioeconómica en el riesgo de la demencia se medio por los estilos de vida saludables, lo que hace evidente la necesidad de fomentar, además de mayor equidad social, acciones que conduzcan a la población a adoptar estilos de vida más saludables que puedan permitir mejorar de forma parcial los determinantes sociales de la salud.
En resumen, la investigación expone como la pobreza es un factor que disminuye la calidad y expectativa de vida.
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